Es la representación de un objeto por medio de líneas que limitan sus formas y contornos. Se trata de una abstracción de nuestro espíritu que permite fijar la apariencia de la forma, puesto que el ojo humano sólo percibe masas coloreadas de diversa intensidad luminosa. El dibujo es el arte de representar gráficamente sobre una superficie plana de dos dimensiones objetos que, por lo regular, tienen tres.
También, debemos tomar en cuenta que el dibujo es la base de toda creación plástica y es un medio arbitrario y convencional para expresar la forma de un objeto por la línea, un trazo y juegos de sombras y luz. Lo que caracteriza al dibujo es la limitación de las formas mediante líneas; esto lo diferencia de la pintura, en la cual la estructura de los planos se logra mediante masas coloreadas. El dibujo es un elemento abstraído del complejo pictórico, que en virtud de su fuerza expresiva, se convierte en un arte independiente.
INSTRUMENTOS Y SOPORTES UTILIZADOS. Las técnicas del dibujo son diversas y han variado con el tiempo; en general, los instrumentos más utilizados son el lápiz, la pluma (tinta china o sepia), el carbón, el pastel, el óleo, etc. El hombre prehistórico adornaba los muros de las cavernas o ciertas figuras de marfil, hueso, de hasta de reno o esteatita utilizando buriles y raspadores de sílice, clavos, alfileres, etc. Las pinturas primitivamente las hacían con los dedos, pasando luego a realizarlas empleando pinceles de plumas o de madera astillada. Los colores consistían en tonos negros, rojos, amarillos y pardos, obtenidos mediante la pulverización de arcillas rojas, de trozos de ocre amarillo y rojo mezclados con grasas o con jugos vegetales. Los pintores egipcios cubrían la superficie a pintar (madera, piedra), con una capa de estuco, luego realizaban el dibujo con color rojo, para después trazar el contorno de la figura con negro; esta preparación permitía que al contacto de los óxidos de la materia colorante con el soporte, se operara una reacción química, dando como resultado la fijación de los pigmentos.
Los romanos emplearon la técnica del fresco en los muros, al temple (en cuadros) y la encaústica en retratos. En el arte de la Edad Media se destacan los mosaicos, muchos de ellos realizados con vidrio esmaltado, cortados en pequeños trozos, sobre un fondo dorado. Hasta el siglo XV, las pinturas de tamaño grande todavía se ejecutaban al temple, esto es, con pigmentos molidos y mezclados con algún aglutinante; el agente más común era la yema de huevo, adelgazada con agua hasta donde fuera necesario; se pintaba sobre estuco blanco, aplicado previamente en una capa muy delgada a la tabla o lienzo. El fresco, es un método parecido que se aplicó para pintar el interior de las paredes y muros, fue muy utilizado. Las técnicas pictóricas empleadas por los pintores barrocos fueron al temple y al óleo en diversas dimensiones o planos. La sutil gradación de la luz y la sombra en La Virgen de las Rocas, de Leonardo, o en Mujer bañándose en un arroyo, de Rembrandt, no se hubiera logrado más que con el óleo; los pigmentos coloreados se mezclaban con aceite y se diluían, para darles la consistencia conveniente, con una mezcla de aceite de linaza y aguarrás. Los pintores Flamencos, como Van Eyck, usaron el método transparente, que consistía en aplicar la pintura en capas muy delgadas sobre fondo blanco, la obra se pintaba por secciones y al terminar cada una, se dejaba secar el exceso de aceite.